Auspicia

La basura no existe

Los residuos como materia prima y fuente de inspiración. Voces de personas que se volvieron eslabones claves del reciclado. Transforman supuestos desechos en objetos bellos y útiles.

Por M. J.



Cuántas veces separamos los residuos y sentimos que no sirve para nada. Cuántas otras echamos la yerba húmeda sobre papel y plásticos. Y encima una cáscara de banana y el resto del asado. Sobre el compost de lo orgánico ya tenemos información; con lo seco, también podemos hacer cosas. Además de ofrecerlos de forma prolija a los cartoneros y recicladores urbanos -Buenos Aires aporta 600 toneladas diarias de basura a los rellenos sanitarios -también podemos reutilizar en casa e invertir en productos y consumos que estén dentro de la cadena de reciclaje. Porque la basura no existe.

La separación de los desechos en las casas se vuelve indispensable cuando en el Océano Pacífico hay una isla de plástico y cuando, esperanzados los ciudadanos del mundo entero, creemos que de verdad los gobiernos están tomando medidas para frenar el calentamiento global. Las mareas confluyen, como las tendencias. Cada año se producen 100 millones de toneladas de plástico y aproximadamente el diez por ciento termina en el mar . Es tiempo de reciclar. Acá historias de personas que decidieron a entrar en la cadena de revalorizar lo que supuestamente ya no vale nada.

La memoria de la madera

El Delta del Paraná se encuentra entre los cinco deltas más grandes del mundo y es el único que desemboca en agua dulce (Río de La Plata). Todos conocemos sus construcciones hechas en madera y en altura, sobre palafitos, debido a las crecidas de los ríos. Leticia Balazek, arquitecta y artista visual se inspiró en la arquitectura de las islas que visita desde la infancia y que se volvieron su hogar a través del proyecto “Tigres de Casa”. “Utilizamos materiales reciclados, maderas locales y algodones. Nuestra producción es artesanal y hecha con mucho amor. Rescatamos la fauna tradicional para que aprendamos jugando”, describe la creadora. Y suma información sobre su hogar y fuente de inspiración: “El ecosistema original ha sido modificado por deforestación, caza, pesca indiscriminada, introducción de especies exóticas y polución. Hasta principios del siglo XX coexistieron muchas especies en el Delta, como los yaguares, que dieron su nombre al Río Tigre y al partido homónimo. Actualmente, en los lugares más apartados de la presencia humana aún sobreviven ciervos de los pantanos, carpinchos, coipos, lobitos de río y gatos monteses. Hay además numerosas especies de aves, reptiles, anfibios y peces”. Entonces, sus piezas artesanales de puzle se transforman en juego, en adorno y en fuente de historias de un ecosistema que se revive en cada figura.

Una red y vidrios cortados

GreenGlass es una red social sustentable y sobre sustentabilidad. Allí se comparten noticias, datos prácticos y se vinculan personas que buscan una vida más sostenible y amiga del planeta, además de que se está generando un mercado de trueque dentro de la red para intercambiar productos amigos del planeta. Dentro de este emprendimiento “se creó un departamento dedicado al reciclado de botellas de vidrio con el objetivo de generar empleo, reciclar y crear una fuente de ingresos para lograr un financiamiento”, describe uno de sus fundadores, Miguel Lanzillotta, que además de vender los productos, ofrece talleres y cursos de moldeado el vidrio. Esta organización fue seleccionada para participar en los premios Mayma a la Sustentabilidad y es el medio encargado de la prensa en la Feria de Consumo Responsable de la ciudad de Buenos Aires que se realiza todos los domingos en diagonal Sur, al lado del Cabildo y la Plaza de Mayo, otra meca para encontrar objetos para los hogares, indumentaria y alimentos producidos bajo los conceptos de mercado justo y sustentabilidad.

La Tierra de vacaciones

Feriado al Planeta nació en 2010 cuando Ana Luz Vallejos, en un viaje por Latinoamérica se alarmó frente a la multiplicación de la basura. Eso la llevó a dar talleres de reducción, reutilización y reciclaje de residuos a su paso por Ecuador, Colombia, Venezuela y México y, a finales de 2011, se instaló en Buenos Aires, su ciudad natal. Esta organización civil con sede en San Telmo ya recicló alrededor de 3 mil kilos de cartón,  50 mil botellas plásticas y 85 mil bolsas plásticas, además de 100 mil Tetra Paks. “Trabajamos hace 4 años dictando un promedio 20 talleres semanales en barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires, para mujeres y niños. Nuestro objetivo es despertar una conciencia socio -ambiental responsable, democrática y activa en la ciudadanía y así poder darle un Feriado al Planeta”, describen los feriantes que ya han realizado más de 130 acciones de impacto socio ambiental positivo en comunidades vulnerables, “generando de esta forma el cambio cultural necesario para que todos podamos gozar de un ambiente sano”, concluyen.

Retazos enteros

Cirujeando recupera el ovillo textil, proveniente del desperdicio industrial de la fabricación de etiquetas de ropa. “En cada metro cuadrado recuperamos 900 gramos de materia prima”, cuenta Lucrecia Bordet, diseñadora y fundadora de este emprendimiento que trabaja con “talleres textiles libres y producción consciente” y que comercializa bajo normas de comercio justo (ver glosario). “Creamos un concepto en forma de alfombras, hacemos de nuestro tiempo y espacio un momento para co-crear con nuestros proveedores y clientes. Confeccionamos piezas para vestir ambientes ablandando los espacios duros y componiendo nuevos rincones para vivir el hogar”, asegura la diseñadora que se asoció a su marido, economista, y juntos crearon este emprendimiento “amigo del planeta”, como comparte.

Fruta madura

“Diseñamos porque nos gusta y sobretodo porque es nuestra excusa para explorar nuestra forma de vivir. Buscamos superar la aparente oposición que existe entre residuos y objetos de uso, tomamos elementos fácilmente reconocibles que permiten que el usuario termine de completar el sentido de nuestros productos y les de valor en función de su relación con el universo material existente”, describen desde el estudio de diseño Kuku, palabra que significa en aymara “ fruta verde “ y en quechua “ fantasma, forma para asustar”.  Y continúan: “Todos los desechos se convierten en materia prima y transforman el mundo material”. Sus objetos son de uso cotidiano “que retoman tradiciones y se apropian de gestos colectivos. Una pieza de madera renueva la costumbre de usar focos de luz para contener plantas y es la Maceta Potus, una antigua técnica de tallado sobre cristales pone valor botellas de vidrio que se convierten en los vasos Tinto de la abuela.”